Una duda que te asalta al final del embarazo es saber si el bebé que esperas está ya encajado en tu pelvis y si su postura es la adecuada para salir con cierta facilidad por vía vaginal. El feto se coloca en “posición de salida” generalmente en el séptimo mes, si se trata del primer embarazo, pero suele suceder más tarde, incluso poco antes del parto, si la mujer ya ha tenido hijos.
Empujando con la cabeza al nacer, la posición más habitual
La posición cefálica, en la que primero sale la cabeza, es la más común (95% de los partos) y la mejor para nacer. En esta posición, con los brazos y las piernas recogidos sobre el cuerpo y el mentón pegado al pecho, el bebé “es como un huevo al que se le van dando pellizcos (ya que el útero se contrae por su parte superior), de modo que la zona más ahusada, la coronilla, es la que se acopla a la zona más estrecha del útero, el cérvix”, explica gráficamente el Dr. Alberto Rodríguez Melcón, jefe de Obstetricia Clínica del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona.
No obstante, la posición cefálica puede ser anterior (occipito-púbica), en la que el feto “mira” hacia la columna vertebral de la madre, o posterior (occipito-sacra), en la que mira hacia el ombligo materno. El parto vaginal es perfectamente viable en ambos casos, pero en el segundo será más lento, ya que el bebé, una vez dentro del canal, tiene que rotar sobre sí mismo para ir introduciendo la cabeza en la posición adecuada. Y eso le lleva su tiempo. También aumentan un poco las probabilidades de romper aguas al principio del parto, de sufrir dolores de espalda con las contracciones y de tener que utilizar fórceps para extraer al niño.
Una postura del bebé poco frecuente
Otra posibilidad, aunque remota (menos del 1%), es que el bebé se coloque boca abajo, pero que no tenga la cabeza flexionada y con la barbilla pegada al pecho. Así, en vez de la coronilla mostrará primero la cara (si está totalmente deflexionado) o la frente (parcialmente deflexionado).
Bebé de nalgas ¿cómo será el parto?
En algunas ocasiones el bebé viene de nalgas. Puede estar sentado al estilo indio, con las piernas cruzadas sobre tu pelvis, de forma que los pies sean lo primero que introduce en el canal de parto. Esta posición se denomina presentación podálica completa.
También puede ocurrir que tenga las piernas hacia arriba y los pies delante de su rostro, de manera que encaja el culete. Es la presentación podálica incompleta, también llamada “nalgas puras”.
En ambos casos es casi seguro que el tocoginecólogo optará por la cesárea. “La parte más voluminosa es su cabeza, que en el expulsivo puede quedarse atrapada en los huesos de la pelvis materna y dejar al bebé literalmente colgado en el aire, con medio cuerpo fuera, lo que conlleva un peligro serio”, dice el Dr. Bernat Serra, jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Dexeus.
Aún así, en estos casos se puede intentar un parto vaginal, siempre y cuando se reúnan tres requisitos: que la dilatación sea rápida y espontánea; que el feto, sobre todo su cabeza, sea pequeño en proporción a la pelvis materna, y que su cabeza esté flexionada, con el mentón pegado al pecho. Si fuese así, sí podrían salir primero los pies o las nalgas, luego los hombros y al final la cabeza.
“Las dos son situaciones excepcionales, posiblemente un obstetra no se encuentra más de cinco casos como éstos en toda su trayectoria profesional”, señala el doctor Alberto Rodríguez. Eso sí, en ambas será preciso hacer cesárea.
Las posiciones transversas
Es muy raro, pero el niño puede estar en horizontal, con su columna y la de la madre formando un ángulo de 90º. En este caso introducirá primero un hombro, o un brazo, o las rodillas... O no se encajará. “Hay que resolver el parto por cesárea, ya que es imposible que el feto baje así por el canal”, advierte el doctor Soria.
Un caso particular es que el pequeño esté en situación oblicua: ni en vertical (situación longitudinal) ni en horizontal (situación transversa). Su postura puede variar en cualquier momento, hacia la situación longitudinal (que podría permitir el parto vaginal) o hacia la situación transversa, que exigiría cesárea.
¿Cuándo se dará la vuelta el bebé?
Si es tu primer embarazo, o más normal es que el feto se coloque cabeza abajo antes y ya no se dé la vuelta.
Aunque en las madres primerizas el feto suele adoptar la posición en la que va a nacer hacia la semana 34-38, en el caso de las mujeres que ya han sido madre antes hay más probabilidades de que el niño se ponga de nalgas o en una postura transversa, o de que esté bien encajado y se salga, o de que se coloque en la posición cefálica cuando faltan pocos días para el parto.
¿Las razones? Tus músculos uterinos y abdominales están más distendidos tras los partos anteriores, de manera que permiten al feto moverse más fácilmente hasta el final. Además, existen otros factores que lo propician: que tu pelvis sea muy estrecha (el feto puede no lograr un correcto encaje) o que tengas demasiado líquido amniótico, lo que le permitiría moverse y voltearse con más facilidad.
Distintas posibilidades
“En realidad el feto puede cambiar de situación o presentación en cualquier momento de la gestación, pero a partir de los 7 u 8 meses no suele haber cambios”, explica el doctor Bernat Serra, jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital Dexeus de Barcelona. No obstante, un número no desdeñable de bebés que a los 7 meses están en presentación podálica, acaban girándose antes del final del embarazo.
“En la semana 34, un 12% de los fetos están de nalgas, porcentaje que se reduce al 4% llegado el momento del parto”, señala el Dr. Alberto Rodríguez. De ello se deduce que cerca del 8% de los bebés cambian de la postura de nalgas a la cefálica en los dos últimos meses de embarazo.
Bebé encajado desde la semana 36
En resumen: si es tu primer embarazo, seguramente el bebé estará encajado desde la semana 36; en cambio, si has dado a luz con anterioridad, puede que esto no suceda hasta la semana 40.
Sea cual sea la parte del cuerpo que tu hijo se empeñe en presentar primero el día en que decida salir al mundo, ten por seguro que a tu lado habrá un profesional dispuesto a que todo se desarrolle de la mejor forma posible para que nazca sano. Y eso, en definitiva, es lo que importa.